En 1817, el anatomista Georges Cuvier,
miembro de la Real Academia de Medicina de París dijo ante el molde del
cuerpo de Saartjie Baartman: “Jamás hemos visto cabeza humana más
parecida a la de un mono”. Siete años antes, Saartjie dejaba Sudáfrica
junto con su amo, Caezar, para ser expuesta como fenómeno de circo ante
el público londinense de la época. Libre y esclava al mismo tiempo, la
“Venus hotentote” se convirtió en un icono para el bajo mundo de Europa,
destinada a ser sacrificada en búsqueda de una febril visión de
prosperidad.
Dir: Abdellatif Kechiche
País: Francia-Bélgica
Año: 2010
Guión: Abdellatif Kechiche
Fotografía: Color
Música:
Edición: Camille Toubkis, Ghalya Lacroix, Laurent Rouan, Albertine Lastera
Con: Yahima
Torres (Saartjie), Andre Jacobs (Hendrick Caezar), Olivier Gourmet
(Réaux), Elina Löwensohn (Jeanne), François Marthouret (Georges
Cuvier).
Prod: Charles Gilibert, Marin Karmitz, Nathanaël Karmitz
Duración: 162 mins.
Clasificación: C
Declaración del director:
La psicología limita nuestro entendimiento del ser humano. La apariencia de una persona puede revelar mucho más sobre las sutilezas de la naturaleza humana, que cualquier explicación psicológica. Saartjie es un misterio, eso fue lo que en un principio llamó mi atención. No conocemos realmente sus motivos, tan sólo sabemos sobre su viaje de Sudáfrica a Europa, sus apariciones en público, su bautizo, su caso ante la corte de Londres y el tiempo que pasó con los científicos franceses. El resto son fragmentos dispersos; y son estos espacios vacíos que resultan tan interesantes para la película. Al preservar la sensación de misterio en torno a ella, la audiencia se ve obligada a imaginar y a buscar por su cuenta las respuestas.
La psicología limita nuestro entendimiento del ser humano. La apariencia de una persona puede revelar mucho más sobre las sutilezas de la naturaleza humana, que cualquier explicación psicológica. Saartjie es un misterio, eso fue lo que en un principio llamó mi atención. No conocemos realmente sus motivos, tan sólo sabemos sobre su viaje de Sudáfrica a Europa, sus apariciones en público, su bautizo, su caso ante la corte de Londres y el tiempo que pasó con los científicos franceses. El resto son fragmentos dispersos; y son estos espacios vacíos que resultan tan interesantes para la película. Al preservar la sensación de misterio en torno a ella, la audiencia se ve obligada a imaginar y a buscar por su cuenta las respuestas.
Abdellatif Kechiche
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